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sábado, 14 de noviembre de 2009

“LOS AÑOS PASAN PARA TODOS”

Qué ha sucedido entre la primera y la última portada?

........1.02.1881...................17.07.1936........



.......18.03.1953..................19.03.1963.........




.......17.03.1973..................18.03.1983......



........18.03.1993.....................18.03.2003......




Han pasado muchos años, han habido cambios históricos, sociales, tecnológicos... y las diferencias estilográficas son evidentes. Este comentario sobre la evolución de las portadas ha sido posible gracias a la gran hemeroteca digital que tiene La Vanguardia: http://www.lavanguardia.es/hemeroteca/index.html

Al coger como día especial de búsqueda mi cumpleaños, el 18 de Marzo, y empezar por el año 1963 (aunque he hecho un vistazo más atrás para ver mejor la evolución) me sale una notificación en la página: entre el 2 de febrero de 1920 y el 12 de abril de 1982, los lunes no se publicaba diario.

La Vanguardia es un periódico catalán creado en 1881 por los hermanos Godó en Barcelona, en la España de la Restauración. En La portada encontramos información meteorológica, publicidad (anuncios de remedios para diversas afecciones y del almacén de prendas de vestir El Principal, muy conocido en la Barcelona de esa época) y una breve cartelera de espectáculos. Todo es en blanco y negro, sin fotografías y aunque no se aprecie, la calidad del papel no era la de ahora. El precio era de 6 reales al mes, 40 en Ultramar, por lo que no estaba al alcance de todo el mundo.
Desde 1910 los periódicos españoles estaban preparados para convertirse en periódicos de masas. Se utilizaba un lenguaje más ágil y hubo una cierta renovación léxica y estilística. Sus contenidos reflejaban los gustos de la cultura de masas: entretenimientos públicos (fútbol, toros, teatro...), actos políticos, referencias a otros medios (prensa y cine), sección de cartelera, etc. Aparecieron también páginas especiales o suplementos de economía, espectáculos, arte, deporte, agricultura, mujer y niños. Por otra parte, el impacto de la guerra europea potenció el interés por los temas extranjeros.

La siguiente portada, la del 1936 corresponde al año de la Revolución Española. Como se observa, toda la página (y las siguientes de ese día) están llenas de esquelas. Además se aprecia bajo el título del diario el nombre de Barcelona.

Las tres siguientes portadas ya reflejan los años del franquismo en España, manteniéndose la ley de prensa de 1938, pensada para el control férreo de las publicaciones durante la Guerra Civil. Sus características más importantes fueron la censura previa y las llamadas "consignas" a través de las cuales el ministerio de Información y Turismo podía ordenar la inserción de artículos, incluso de editoriales, con una determinada tendencia o contenido.

Como se ve, el periódico pasa a decirse La Vanguardia Española. Aparecen además las fotografías y empieza a haber una diagramación (organización del espacio) más atractiva. Aunque en cuanto a contenidos, se trata sobretodo de temas internacionales, mostrando así una “aparente” situación de todo está bien aquí donde vivimos.

Durante los últimos años del régimen, los periódicos más establecidos (como La Vanguardia y, en menor grado, ABC y Pueblo) aprovecharon el relativo liberalismo de la ley de prensa para diversificar el discurso político y criticar —aunque siempre de forma moderada o solapada— las políticas del régimen. De esta manera, en el momento de la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), los periódicos fueron el lugar donde se llevaron a cabo los debates políticos más controvertidos e importantes del país.

A partir de ahí, vemos como se empezaron a tratar temas más abiertos, sin censura, y como ejemplo, la portada de 1983, donde toda la página es ocupada por el presidente de la Generalitat (Jordi Pujol) y el presidente Vasco (Carlos Garaicoechea) llevando flores a la tumba de los presidentes Macià y Companys, comentando a la vez, los vínculos históricos y políticos que han unido siempre a ambas comunidades. Eliminando además, el término “española” del nombre.

Por último, en la portada del 18 de Marzo de 1993, la estética ha cambiado completamente, aparece de pleno el color, los diferentes estilos de fuente (aunque continua siendo de color negro), una infografía más atractiva (representación más visual que la propia de los textos), espacios claros y bien delimitados y las diferentes grandarias en las fotografías, hecho que da más importancia a unas noticias que a otras. Además cada imagen tiene su título (letras más grandes) con su breve explicación (en más pequeño).

Por otro lado, comentar que desde el 1945 aproximadamente la segunda página del diario corresponde a publicidad, tanto de colonias, como de muebles para el hogar, productos para las amas de casa, etc. Llegando así a la inserción actual de la misma publicidad en la propia portada del diario, diferentes colores en los títulos de las noticias e introduciendo la página web en la cabecera de la página (portada 2003).

Acabando ya, decir que el formato tradicional de la prensa escrita se ha visto desafiado en los últimos años por la aparición de dos nuevos competidores: la generalización de Internet y de la prensa electrónica, así como de medios de información alternativos como los blogs y, en segundo lugar, por la aparición de la prensa gratuita, distribuida en la calle y no en los lugares habituales como quioscos (20 minutos, Metro, ADN, Qué!). Menos éxito tuvo un periódico que concibió como método de integración social para indigentes, que actuaban como vendedores como alternativa a la mendicidad (La Farola).

sábado, 7 de noviembre de 2009

“¿ES UN SUEÑO LA OBJETIVIDAD EN LOS MASS-MEDIA?”

Que los informativos están sesgados es una verdad innegable. Que éste es un mal difícilmente reparable es también bastante evidente. Lo que más me preocupa es que cada día se está perdiendo la objetividad en los informativos (si alguna vez ha existido), tanto de sus contenidos como de sus presentadores.


"¿Dónde quedó aquello de que un periodista de un informativo debe ser neutral y que no debe intentar dar su opinión sobre una noticia?"


La cuestión de la existencia o no de la objetividad en el ejercicio de la profesión periodística no es nueva. Muchos han sido los autores que han teorizado sobre este aspecto tan delicado y complejo a la vez, como lo es el grado de objetividad o subjetividad que contienen las informaciones que transmiten los medios de comunicación: radios, televisiones, periódicos y, ahora cada vez más extendido, internet.

Está claro que detrás de cada periódico hay un grupo editorial con una ideología. Y detrás de ese grupo editorial unas empresas que lo mantienen con su dinero. Por eso pedir que un periódico no tenga hoy día una tendencia ideológica determinada es casi un imposible.


Ahora bien, frente a otros periódicos que nos dejan ver sus ideas en sus artículos de opinión, sus columnas o sus editoriales (algo que veo normal y lógico), La Razón (mojándome en poner un nombre por ejemplo) se sirve de sus ideales para incluirlos en lo que son los géneros meramente informativos (noticias, reportajes, crónicas...) y esos deberían ser lo más objetivos posibles pues su única misión es la de informar a sus lectores.

Por otra parte, mientras que unos afirman que la objetividad es posible o que es una meta deseable y alcanzable, otros, en cambio, dudan que pueda darse, llegando incluso a negar su existencia.


Porqué es tan difícil ser objetivos, es decir, cuando nos preguntamos sobre quién decide lo que es noticia, quiénes son los periodistas supuestamente capacitados para ser testigos de primera fila, cómo es tratado ese material recogido sobre el terreno…son cuestiones elementales que nos deberían llevar a pensar detenidamente sobre las dificultades para transmitir fielmente lo que ocurre y por qué ocurre en toda su dimensión, en toda su profundidad.

La pregunta al fin y al cabo es: “¿la información que recibimos de los medios es objetiva?” En mi opinión personal los medios de comunicación actualmente, han aprendido a vender su objetividad, es decir prefieren ganar dinero o raiting, que darnos una información confiable y de calidad, que nos mantenga informados, en su lugar crean para notros una realidad alterna que favorece sus intereses y no los nuestros.

Diariamente los medios informativos nos dan notas al respecto; notas que para muchos son confiables, veraces y muestran la realidad de las cosas, pero realmente no es así, todos sabemos que las televisiones por ejemplo, son las menos objetivas e imparciales, ya que sólo favorecen a uno de los candidatos (hablando en términos de política), pero no por convicción si no por conveniencia o por obligación dejando así que la objetividad desaparezca.


Hace falta comentar que es algo difícil abarcar todos los aspectos que nos señalan la falta de objetividad en los medios de comunicación, pero lo que no es tan difícil es crear una visión crítica y analítica de lo que vemos, oímos y leemos, así podremos darnos cuenta de que no todos los medios de comunicación son tan confiables como creemos.

"Los hechos son sagrados, el comentario es libre", fue la coartada perfecta difundida cerca del Siglo XX, para escindir lo objetivo de lo subjetivo, para separar la paja del trigo, al periodista de la crítica. Mientras tanto, los directivos de los diarios se guardaron el derecho de hacer sus interpretaciones subjetivas en sus páginas editoriales. Idea contemporánea al postulado weberiano, donde el técnico habla desde un lugar y el político desde otro; pero político y técnico nunca confluyen en un hombre integral.


La nueva forma de hacer prensa garantizaba a los editores el control de sus periodistas. Una especie de primer manual de estilo, o cláusula contractual implícita, donde la consigna era que la noticia debía ser "un espejo plano de la realidad", pensada como una cosa exterior a cualquier subjetividad. El hombre de prensa medía, verificaba y reconocía, pero no más. Automatización sagrada que debía ser reproducible sin alterar su esencia: "la objetividad exige solamente que los reporteros se hagan responsables de cómo informar, no de lo que están informando".

Sincera y lamentablemente considero que la objetividad no existe, puesto que el solo hecho de acudir al lugar de la noticia y observar el suceso implica ya por si mismo, un juicio, tal y como ya predecía el físico Heisenberg a mediados del siglo XX:

“El propio hecho de la observación altera al observador y a lo observado" .

viernes, 6 de noviembre de 2009

"LA CULTURA DEL ESPECTÁCULO"


Para empezar, “¿Nos informamos hoy día los ciudadanos?” Y en ese caso, “de qué manera?” Al no tener a mano alguna estadística hecha al respecto, vamos a observar lo que una persona cualquiera , como yo por ejemplo, hace desde que se levanta.

Pues bien por la mañana temprano, al salir de casa, el quiosquero (que me conoce desde niña) me entrega dos diarios de esos gratuitos que se reparten ahora (no haré publicidad de ellos la verdad, pero son muy diferentes) a la vez que me exhalta la noticia de portada de cada uno de ellos. Me los leo en el metro mientras me doy cuenta de que la mayoría del vagón tiene en sus manos diarios como los míos en contraste con la minoría que lee El Periódico o La Vanguardia )hecho que nos da que pensar qué sucedería si no hubiera estos gratis).
En la Universidad, siempre hay algo que destacar entre compañeros, algo que ha sobresaltado. Y desde luego, en clase, algún profesor siempre comenta con nosotros alguna noticia destacada de los últimos días.
Al mediodía, dilema, porque
“con qué telediario comemos?”
y es que cada cual menos objetivos es. Pero sinceramente, vemos TV3, que al menos te enteras de las tramas cercanas a dodne vivimos, como de Millet y Compañía, porque si tengo que esperar estar, ya no digo mejor sino un poco informada con las cadenas nacionales, nos pueden dar las uvas.
Después le toca el turno a Internet, donde suelo ojear por encima los titulares que me ofrece una página de Noticias (tanto nacionales como internacionales) que tengo por defecto en el navegador.
En el trabajo, lo mismo que en la Universidad pero en este caso con la jefa (con la que hay muy buena relación por cierto) y siempre entremezclamos en nuestras conversaciones noticias que nos han sobresaltado, hechos, sucesos, etc. Y ya está, porque por la ncohe los telediarios son una copia bastante mala de la del mediodía, a no ser que alguna vez los miremos pero de otro canal, y te diviertes porque parece como si de otras noticias se tratara. A todo esto, sumarle el hecho de que si voy en coche con mi padre, muchas veces escuchamos las noticias o algún programa de actualidad.

Así pues no se puede generalizar (ni mucho menos solo con un caso), pero creo que ante la prensa escrita y la televisión, mayoría en las personas, viene a pasos gigantescos Internet.


Ahora bien, según la enciclopedia Larousse el fin primordial de los medios de comunicación debería ser “facilitar la información a los ciudadanos,” es decir trasmitir noticias e informar sobre lo que acontece en el mundo.


En mi opinión, considero que el telediario es un producto de la industria cultural donde, más que informar, se transforman los hechos en espectáculo para ampliar la audiencia y vender la noticia. Siguiendo esta idea, tenemos la teoría crítica elaborada por Theodor Adorno y Max Horkheimer (en la industria cultural todo se convierte en negocio) y el concepto de sociedad del espectáculo propuesto por Guy Debord (donde el espectáculo es la imagen invertida de la sociedad en la cual las relaciones entre mercancías han suplantado relaciones entre la gente).


Creo que uno de los grandes desafíos de la comunicación en la sociedad actual, en la que los grupos financieros controlan cada día más los medios de comunicación, consiste en preservar la auténtica vocación del periodismo, que debería tener una función mediadora de espacio público. La garantía del derecho a la información y a la libertad de expresión es parte esencial del periodismo, que debería hacer una comunicación orientada a la información, a la formación y a la educación de las personas.


También el periodismo de calidad tiene que ver con el concepto de objetividad como requisito de la verdad informativa. La objetividad contribuye a que la información sea inseparable de su verdad, de la exactitud y de la realidad que transmite o comunica, teóricamente, claro , pero de eso hablaremos próximanete en el Blog.


El periodismo sensacionalista extrae del hecho, de la noticia, su carga emotiva y provocadora y la exalta. Construye casi una nueva noticia que se vende por sí misma. En ese género de periodismo, lo más importante es el eslogan publicitario, que induce a ver o comprar por solicitación, por sensación, por impacto, por curiosidad.


Lamentablemente el telenoticias se ha convertido en un programa como Gente, Madrid directo, Impacto TV, etc... dependiendo del canal que estés. Se trata, además, de un medio que goza de gran aceptación y credibilidad entre los telespectadores para informarse: prácticamente siete de cada diez ciudadanos ve habitualmente los informativos, y de éstos, el 72% afirman que les merecen mucha o bastante confianza las noticias que ofrecen las distintas cadenas de televisión, según últimos datos del CIS. Por lo tanto, son muchos los ciudadanos que basan su conocimiento de la actualidad (y que probablemente conforman su opinión sobre la misma) en los noticiarios de televisión.

Por otro lado, según
Wikipedia, las noticias se emiten en bloques temáticos. De esta forma se asegura el equilibrio en el interés, ya que cada bloque comienza con la noticia más importante del día en ese ámbito. La realidad es que el deporte y la política ocupan un 45% del tiempo de los informativos, y las noticias de tinte económico más de un 8%, mientras que se concede escasa atención a la cultura (11% del tiempo) y sólo testimonial a la sanidad y salud (3,1%), medio ambiente (2,3%), ciencia (2,1%) y consumo (1,8%).

Los telediarios (nacionales, autonómicas y desconexiones regionales) se muestran más pendientes de las
guerras de "shares" de audiencia que de informar al ciudadano sobre temas relacionados directamente con su vida cotidiana.

Además, el interior de los telediarios se ha convertido definitivamente en un
soporte publicitario ya que la mayoría de las televisiones los interrumpe para dar paso a anuncios o para ceder espacio a patrocinadores (en TVE-1, por ejemplo, la "del estado" la publicidad ocupa un 18% del telediario). A efectos de comparación, se ha considerado la información meteorológica como parte del telediario, aunque en algunos de ellos constituya un programa específico.

Dicho esto, los formatos informativos de actualidad en la televisión, ¿reproducen la realidad social en todas sus manifestaciones y distorsiones o la construyen según sus prácticas de selección y tratamiento? Esta pregunta es demasiado compleja y exhaustiva para ser contestada hoy, así que la continuaremos los próximos días.
Lo que está claro es que no solo escogen las noticias que debemos y no debemos ver. Además nos las comentan e interpretan para saber qué posición debemos tomar ante los diferentes temas. Y no solo eso, sino que la gente hasta se lo cree.


Porque el periodismo trata de ser objetivo en teoría, pero solo en teoría, porque realmente es rentable. Así pues, si por modernas técnicas de marketing, se decide que el target (público al que va dirigido) del producto son los individuos de determinada ideología, pues se da un baño de esa ideología a las noticias y listo.


Publicistas y políticos tratan de colocar bajo la mirada de los consumidores productos e ideas, objetos y programas. Y lo consiguen además mediante los presentadores, que cumplen la función de los «amigos que llegan a introducirse en el hogar »; quienes han adquirido una influencia desmesurada y su comentario puede condicionar la pinión pública.


Acabando ya, decir que no creo que sea nada nuevo que los medios estén guiados por manos ideólogicas bien visibles. Es más, opino que en la actualidad, somos más capaces de verlo con claridad, dada la "menor opacidad" de las entretelas de los medios.


Vamos a finalizar hoy con dos citas, no con el fin de menospreciar la televisión, medio educativo importante si se sabe utilizar, sino interesantes a mi parecer para reflexionar. Ahí van:

“Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.” Julius Marx

“La televisión es maravillosa. No sólo nos produce dolor de cabeza sino que además, en su publicidad, encontramos las pastillas que nos aliviarán.”
Bette Davis