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sábado, 16 de enero de 2010

¿EXISTE UN EXCESO DE INFORMACIÓN? ¿A más información, mejor informados estamos?

Vayamos por partes. La información creo que se está encaminando hacia un conflicto entre la capacidad creciente de la tecnología para dar más información por unidad de tiempo versus nuestra capacidad para tratarla y absorberla.

La idea es que de la misma forma que necesitas aire para respirar, precisaremos información para funcionar, pero aún no nos han sabido formar correctamente ante esta situación para saber procesarla, entenderla y ver o intentar ver la que es importante o no.

Con la constante proliferación de medios de comunicación de masas y el crecimiento exponencial de los contenidos que podemos encontrar en internet, nuestro acceso a la información es cada vez mayor. Pero a medida que la tecnología continúa avanzando, el mundo moderno nos presenta nuevos desafíos e interrogantes. Por ejemplo, “Si contamos con montañas de datos a tan sólo un clic de distancia ¿Es que acaso sin estos medios ya no somos capaces de encontrar las respuestas que necesitamos?

Así pues, es difícil limitar la información en Internet, pero sí podemos luchar por incrementar la alfabetización de la población. El exceso de información, según mi punto de vista, en definitiva, puede ser sinónimo de desinformación, ya que no siempre se consigue una respuesta idónea y ordenada.

Por el mero hecho de tener más canales a tu alcance, no significa que tengas más libertad de información, ya que la libertad radica en ver lo que uno quiere pero sabiéndolo interpretar de diferentes maneras de las que la televisión quiere. De esta forma, uno tiene más posibilidades de autonomía y crítica enfrente el medio. Pero para que esto sea así, volvemos a la idea principal de la necesidad de una educación para los medios de comunicación.

Según María Teresa Díaz Luque, en su tesis Doctoral “Pluralismo informativo y televisión”, de la facultad de Derecho de la Universidad de Alcalá, "la televisión continua siendo a comienzos del siglo XXI el principal medio de información del ciudadano, habiéndose convertido en el auténtico foro de la discusión sobre los asuntos públicos y en el centro de la vida social y política de un país.”
Es decir, que la televisión es un fenómeno social de primer orden: está ahí, y por tanto, no la podemos obviar ni rehuir. Hacerlo sería totalmente inútil y el problema está en el uso que hacemos de ella. No se puede eludir que los medios son parte esencial de los procesos de comunicación en las sociedades modernas.


Es preciso preparar al niño para que sepa ubicar la televisión en un conjunto de actividades diversas y enseñarlo para que sea capaz de ver todo tipo de programas. Esto es más difícil que simplemente prohibir o consentir. Hay que educar al niño en su actitud ante la televisión, que quiere decir educarlo para crear unas determinadas actitudes y unos determinados hábitos.


Resumiendo, no por el hecho de que haya más canales o fuentes tendremos como espectadores ni más libertad de elección ni de información. Por lo que cada persona será más libre cuántos más códigos tenga para enfrentarse a la información.


Así que creo que la televisión es un gran medio y una gran oportunidad educativa si se sabe utilizar bien. Y evidentemente existe una necesidad de formación, de educar a las personas para que sean libres y tengan el criterio para saber lo que están viendo realmente, ya que a más capacidad y conocimiento del medio (como he dicho), tendremos más libertad.


En definitiva, la televisión es, indiscutiblemente, una de las grandes fuentes de información y una forma de aprendizaje insustituible e irrenunciable. Lo que hace falta es utilizarla adecuadamente.

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