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jueves, 21 de enero de 2010

¿Se debe CONTROLAR la publicidad?

La televisión se ha convertido en el gran referente social y cultural de las sociedades contemporáneas. Idolatrada y denostada a partes iguales, ocupa gran parte del tiempo de los ciudadanos de las sociedades avanzadas. No hay clase social o cultural que escape a la seducción de imágenes, mediatizando la vida de adultos y jóvenes en la misma medida.

Pero, incluso reconociendo todas las virtudes que este avance tecnológico tiene, la televisión y en consecuente, la publicidad, se han convertido según mi punto de vista, en la caja de Pandora a la que todo el mundo culpa de la mayor parte de los males.

En mi opinión, entre las características comunes que todos los medios de comunicación de masas tienen está, en los últimos tiempos, el importante lugar que ha alcanzado el morbo en sus contenidos.

No hace mucho, la especial atención a todo aquello que resultaba atroz, cruel o violento quedaba reservada a determinados medios, programas o secciones; pero hoy día, ese interés o atracción por lo desagradable se ha adueñado de los mensajes de los “mass media”. Volvemos así al concepto de “Todo por la audiencia”, donde se premian y se encumbran series, programas y profesionales de los medios nutridos por la fuente de lo escandaloso, de las situaciones personales extremas. Porque el morbo tiene una gran rentabilidad económica.

Faltaría preguntarse “¿qué se esconde detrás de esta banalización de la vida humana?” porque si todo vale en nombre de la audiencia la finalidad práctica del morbo en los “mass media” es meramente mercantil. Y entonces, la dignidad humana se convierte en otro producto de nuestra sociedad de consumo susceptible de ser comprada o vendida. Es decir que la información al convertirse en mercancía, los medios de comunicación se transforman en medios que comercializan y venden la dignidad como espectáculo.

Es por esto que existen dos mecanismos de control de la publicidad: por un lado, la parte legal que a regula, en el caso de aquí, tenemos el “Consell Audiovisual de Catalunya”, que se dedica a vigilar tanto los propios anuncios como la publicidad encubierta dentro de programas, etc. Comentar por cierto, que a día de hoy, aún continúo preguntándome porqué no existe un organismo como este pero que abarque todo el ámbito estatal.
Y por otro lado, el mismo sector publicitario tiene un marco de actuación propio autorregulativo, con el cual “donde no llega la ley, actúan según su cópdigo odontológico”. Como por ejemplo, temas que son legales pero que son sensibles al mundo, como la infancia, l@s niñ@s.

Veamos algún ejemplo en concreto:

Este es el spot censurado tanto por el CAC como por el Ministerio de Industria sobre la campaña publicitaria del Mitsubishi Outlander. En relación a la identificación de este espacio publicitario se presentan dos menores de edad, de unos siete u ocho años aproximadamente, que solicitan al propietario de un perro, que antes han secuestrado, un rescate de 20 euros que, posteriormente, suben a 40 euros.

Pues bien, según el CAC se utilizan a los menores en conductas punitivas aunque sea de manera irreal y/o humorística. Yo me pregunto... ¿Cuál es la escala de valores de este organismo? ¿Por qué se sanciona este anuncio y no por ejemplo Sálvame? Porque a mi parecer, he visto muchísimas más barbaridades en ese programa cuyo nombre no quiero volver a repetir que no en el spot de este coche.

Como reflexión, creo que antes no rebuscábamos tanto en los posibles significados de los anuncios, porque si así fuera muchos por no decir la mayoría, serían en la actualidad censurados. Por ejemplo, amas de casa fregando el suelo, la vajilla, las ventanas, en definitiva limpiando siempre el hogar y dando a conocer fregonas, productos quita-manchas, jabones... y todo un completo abanico de utensilios y aparatos para el hogar; ¿igualda de sexos? O también, ¿quién no se sabe la canción de los conguitos? [“Somos los conguitos y estamos requete bien, vestidos de chocolate y con cuerpo de cacahuet...”] ¿Marcó nuestra infancia verdad? Pues hoy día sería sancionable por racista.
De manera que sólo la publicidad debe de ser sancionada, es más, yo dedicaría mucho más tiempo a la observación de programas vacíos de contenido pero llenos de griterío, siendo esto otro tema a tratar otro día, ya que... Es la televisión la que nos influye y malmete o realmente tenemos la televisión que nos merecemos? Pensad queridos bloggeros =)

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